Publicado el 3 de julio de 2018

En 2003, a la salida de la crisis de 2001/2002, la Ciudad de Buenos Aires concluyó un proceso de reestructuración de su deuda, lo que permitió que en los años subsiguientes el stock de la misma fuera disminuyendo. En 2010 la Ciudad volvió a los mercados internacionales de crédito emitiendo nuevos Títulos Públicos. También acudió al mercado local poniendo en uso distintos instrumentos financieros. A partir de ese momento el nivel de endeudamiento, tanto interno como externo, fue creciendo. Las autoridades porteñas justificaron este mayor uso del crédito en la necesidad de refinanciar la deuda que la propia gestión fue contrayendo, así como para financiar obras de infraestructura y, básicamente, para la realización de obras viales (metrobus, ciclovías, bicisendas, etc.), ampliación de la red de subterráneos y adquisición de material rodante para la misma y otras obras de infraestructura y equipamiento.

Eso hace que la evolución de la deuda haya sido la que se muestra en el siguiente cuadro:

Medido en dólares, el incremento del endeudamiento es casi constante en todo el período. Entre 2007 y 2016, creció US$2.590 millones. Si se mide por habitante, se observa que mientras en 2007 la deuda por habitante era de US$194, en 2016 alcanzó los US$1.010, es decir que la incidencia para cada habitante de la ciudad se quintuplicó.

Las cifras provisorias del año 2017 indican que la deuda ascendió a U$S 3.441,9, lo que determina que la deuda por habitante se ubique en U$S 1.123.

Para el año 2018 se ha estimado un crecimiento de la deuda a partir de la realización de operaciones de crédito público que rondarán los 15.000 millones de pesos.

A su vez, el stock de deuda en relación a los Ingresos Totales de la Ciudad ha crecido en los últimos años, tal como se observa en el siguiente cuadro:

Entre 2007 y 2016, la deuda pública pasó de 28,4% a 36,6%, superando el 52% en 2015. Es decir, la deuda del gobierno equivale a entre un tercio y la mitad de los ingresos generados por los porteños mediante el pago impuestos y otras contribuciones. En términos del Producto Bruto Geográfico, es decir, todo lo que produce la Ciudad, la deuda creció del 2,9% al 4,3%, según datos de la Dirección de Estadísticas y Censos de la Ciudad.

No sólo es importante la cantidad sino también la composición de lo que se debe. Entre 2007 y 2016 se ha reducido la participación del financiamiento vía organismos multilaterales de crédito del 22% al 8%, mientras que se incrementó fuertemente la emisión de títulos públicos, del 40% al 83%. Desde el gobierno de la Ciudad explican que el distinto signo político del distrito autónomo y la jurisdicción nacional fue limitante en esos años para el acceso a los créditos blandos de los multilaterales y por ello se tomó deuda en los mercados financieros. Es de destacar por otra parte, que el atraso en el pago a proveedores se redujo sensiblemente, lo cual es positivo si de este modo se obtiene como resultado adicional que las obras se realicen en tiempo y forma.

Finalmente, un dato a destacar es la creciente participación de la deuda pública en moneda extranjera como proporción del total, que aumentó del 44% en 2008 al 82,5% en 2016. Con el objetivo de acceder al financiamiento internacional y generar ofertas sugestivas para los inversores, el Gobierno de la Ciudad ha emitido títulos en moneda extranjera y en pesos atados al tipo de cambio oficial. Si bien puede ser una buena estrategia para financiarse, hay que considerar la posible exposición a variaciones en el tipo de cambio que afectarían los pagos del servicio de la deuda externa.

 

La teoría económica indica que el endeudamiento es una herramienta legítima con la que cuentan los Estados para llevar adelante sus políticas. Y éste así como el déficit fiscal no son buenos o malos en sí mismos, si no que siempre se los debe evaluar en el contexto en que los mismos se generan, las condiciones y fundamentalmente el destino.

En los últimos 10 años, la Ciudad ha incrementado el nivel de endeudamiento y se ha enfocado en la deuda en moneda extranjera obtenida a través del mercado financiero.

En los últimos 10 años, la Ciudad ha incrementado el nivel de endeudamiento y se ha enfocado en la deuda en moneda extranjera obtenida a través del mercado financiero. Si bien la misma no ha alcanzado umbrales insostenibles, es necesario garantizar que esté orientada hacia proyectos de inversión de largo plazo y con financiamiento condicionado al avance de las obras y a tasas bajas, como los préstamos blandos que pueden obtenerse a través de los organismos multilaterales de crédito.