Un nuevo informe del i-Ciudad revela cómo utilizan los vecinos las plazas y parques y cuáles son sus consumos culturales, desagregados por comunas, edad y género.
Publicado el 29 de julio de 2024 – Por Ramón Ferrer
A partir de un estudio de opinión pública realizado por la Asociación Civil de Investigación y Estudios Sociales (ACIES), el i-Ciudad, junto a la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, realizaron un informe sobre el Disfrute del Espacio Público, analizando los resultados de ese estudio respecto a los usos generales y específicos de plazas y parques, consumos culturales, desagregados por comunas, edad y género. Los resultados a las distintas preguntas fueron procesados e interpretados en dos ejes: uso general de plazas y parques en primer lugar y los usos específicos del espacio público en segundo lugar.
El análisis realizado dio cuenta de la importancia del espacio público como lugar de disfrute para la ciudadanía porteña: más del 60% de las personas encuestadas utiliza las plazas y parques al menos una vez por semana. Si bien la cercanía se presenta como un componente fundamental para la utilización de las plazas y parques en todas las comunas de la ciudad, esa utilización no resulta homogénea. Existe una variedad de usos y características deseables en función de su distribución geográfica. Se percibe una disparidad de actividades, a la vez que las expectativas de las comunas para con los espacios públicos varía considerablemente entre ellas. La histórica desigualdad entre el norte y el sur de la ciudad se refleja también en las condiciones de estos espacios, donde el sur evidencia una mayor vulnerabilidad urbana en relación con la materialidad y el uso de sus espacios públicos.
El informe concluye también que la inseguridad es una de las principales causas por la que las personas no utilizan los espacios públicos, situación que está más acentuada en las mujeres que en los veranos. Las privaciones que supone el disfrute en lugares abiertos por razones de seguridad es un aspecto crucial para las decisiones de planificación y desarrollo urbano. Del mismo modo, la infraestructura de esos espacios debe ser un elemento a tener en cuenta a la hora de diseñar estrategias de seguridad urbana, tal como refleja, por ejemplo, la mayoritaria aceptación de la ciudadanía al enrejado de las plazas.
Se observaron también diferencias en función de las franjas etarias, lo que lleva a concluir que cualquier política que procure ampliar el disfrute del espacio público al conjunto de la ciudadanía no puede desentenderse de las inclinaciones y las inquietudes específicas de la población según sus edades. Del mismo modo, las comunas donde predominan los departamentos son más proclives a utilizar con frecuencia plazas y parques para sus mascotas, en contraposición a comunas de menor densidad constructiva, donde hay una mayor proporción de casas individuales con terreno o terraza propios. Esto lleva a la pregunta sobre cómo afecta la menor o nula utilización de parques y plazas en comunas de mayor poder adquisitivo, donde puede presumirse una mayor proporción de personas con segunda vivienda. Finalmente, las diferencias registradas entre hombres y mujeres también ofrecen diferencias significativas que invitan a pensar que las políticas urbanas con perspectivas de género tienen un amplio margen de acción en el disfrute del espacio público. Se comprueba que la frecuencia elevada del disfrute del espacio público es sensiblemente mayor en las mujeres (68,9%) que en los varones (57,7%).
En cuanto a los usos específicos de los espacios públicos, los resultados del estudio de ACIES permiten concluir que la ciudadanía porteña valora la oferta cultural de la ciudad (fundamentalmente teatro, cine y recitales), los usos comerciales del espacio público (ferias y terrazas con gastronomía) y la intervención del estado en la provisión de espacios verdes y de esparcimiento. A su vez, servicios culturales provistos por el GCBA, como los museos, presentan más dificultades en su acercamiento y uso frecuente por parte de la ciudadanía.
