La pandemia golpeó a una economía que ya estaba en recesión. En este marco, la Ciudad de Buenos Aires muestra la desocupación más alta de los últimos años.
Por Marta Albamonte – Publicado el 31 de agosto de 2020
Es innegable que este 2020, atravesado por la pandemia que afecta al mundo entero como resultado del Covid 19, colocó en situación crítica a todas las economías a nivel global.
Argentina no quedó fuera de este contexto, con el agravante de una economía que ya se encontraba en recesión, acumulando hasta ahora nueve trimestres de caída interanual del PIB, una inflación entre julio 2019 y julio 2020 una tasa del 42,4% y una tasa de desocupación superior al 10%.
En este marco, la Ciudad de Buenos Aires, muestra la desocupación más alta de los últimos años.
La tasa de empleo, en el segundo trimestre de 2020 es de 40%, según la información oficial de la Dirección de Estadística de CABA. Este valor, se ubica prácticamente 10 puntos por debajo del promedio de lo verificado en materia de empleo en la Ciudad en los últimos 5 años para el mismo período. Es decir que en los segundos trimestres, desde 2015 hasta 2019 la tasa de empleo fue de un promedio del 50%.
Por su parte, se registra la tasa de desocupación más alta de los últimos 5 años, dado que alcanza al 14,7% en el segundo semestre 2020.
A continuación se presenta un gráfico con la evolución de la tasa de desempleo en la Ciudad de Buenos Aires.
Es necesario señalar que históricamente el nivel de desocupación de las mujeres es superior al de los hombres, así como por el mismo trabajo los hombres perciben una remuneración superior al de las mujeres.
La crisis de empleo en la Ciudad, agravado por la pandemia del Covid 19, ha provocado mayor deterioro en las condiciones y oportunidades de trabajo.
Si bien todavía no hay datos de este año, los puestos de trabajo registrados por sector y rama de actividad entre diciembre de 2018 y diciembre de 2019, muestran una merma de cerca de 100.000 puestos lo que representa un 10% menos. Esto se verifica tanto en el sector de la industria manufacturera, la construcción como en el sector de servicios comerciales, hoteles y restaurantes.
En el segundo trimestre de este año la desocupación alcanzó a más de 211.000 personas, mientras que en igual período del año pasado eran aproximadamente 189.000.
A su vez, la subocupación afecta a otras 177.000 personas.
Al observar la situación de la desocupación por comunas, en el año 2019, se muestra la siguiente distribución.
El gráfico pone en evidencia la diferente realidad que tiene la Ciudad de Buenos Aires, con un norte con mejores indicadores y una zona Sur con un escenario más complejo. Como ya se ha mencionado en informes anteriores las comunas 8 y 4 son las que tiene mayor dificultad en relación al porcentaje de la población de 10 años o más que se encuentra desocupada.
La economía y el trabajo post pandemia: el desafío
No queda claro aún cuáles serán las consecuencias cuantitativas en relación a puestos de trabajo y empleo que se perderían a raíz de esta crisis sanitaria devenida también en crisis económica.
Lo que queda claro es que, muy probablemente para muchos, las condiciones de trabajo serán distintas de las conocidas hasta hace pocos meses. Es factible que las nuevas modalidades de trabajo hayan llegado para quedarse en muchos sectores de la economía”.
Sin embargo, es importante y necesario que en la Ciudad de Buenos Aires, como en el resto del país, se esté pensando en “el día después”.
Desde el lado de las empresas, muchas de ellas están diseñando protocolos para la vuelta a la normalidad, no sólo redimensionando los espacios, sino también adecuando las características que tendrá la asistencia a los lugares de trabajo de manera presencial, sobre todo teniendo en cuenta que el trabajo en equipo, cuando se realiza cara a cara, para la gran mayoría genera mayores vínculos de confianza.
Pero a su vez, como no se puede negar que en muchos casos el trabajo online está siendo visto como una metodología positiva para las organizaciones y empresas, es necesario que este rediseño de tareas se haga respetando la calidad del trabajo y las actividades, y el cuidado de las empleadas y empleados para evitar más casos de tareas más precarizadas.
Por eso el gran desafío para esta etapa no es renegar de este “nuevo mundo laboral” sino impedir que genere desprotección a la población”.
Desde el lado de quienes gobiernan, el rol del Estado es fundamental acompañando este proceso y apoyando y cuidando el empleo a través del dictado de normas que brinden las garantías de trabajo digno y con igual de condiciones y de oportunidades para todos.